Aunque parezca mentira, mucho antes de que empezara la Gran Depresión en el 1929, ya había un gran número de países tales como Alemania, Indonesia, Australia o Brasil que ya habían empezado a manifestar varios síntomas de recesión. Además, en la segunda mitad de los años veinte, muchos países del centro y del este de Europa y de Sudamérica se vieron endeudados por encima de sus posibilidades. No obstante, como veremos a continuación, estas dificultades reforzaron la depresión y dificultaron la salida de la misma, pero nunca la produjeron.
Para empezar, cabe destacar que los precios de los productos de exportación bajaban cada vez más, mientras que, crecía su endeudamiento en términos reales. La causa de esta bajada de precios se debe, en parte, al aumento de la capacidad de producción durante la guerra y al progreso técnico, lo que dificultaba, además, el intercambio entre productos agrarios e industriales. Cabe recalcar, no obstante, que la rapidez con la que cambiaron las condiciones fue un factor muy importante para la depresión mundial. Y es que, aunque Francia fue el primer país que restringuió su crédito exterior, no fue a partir de 1928, cuando se produjo una disminución drástica de crédito exterior de los EE.UU., que se empezó a expandir la alarma por todo el mundo. El resultado fue una disminución de la demanda por parte de los países deudores que provocó una disminución de las importaciones y un incremento de las exportaciones. Sin embargo, el efecto obtenido fue temporal. Otro aspecto a tener en cuenta fue la adhesión internacional y teórica a los mecanismos de ajuste del patrón oro en el que numerosos países incumplían las reglas de este mecanismo atesorando el oro para así evitar la inflación. Todo ello impuso una gran deflación a nivel internacional que acabó causando la conocida Gran Depresión.
La difusión de la depresión a escala mundial fue el resultado del peso de la economía norteamericana sobre la economía mundial. Y es que, cabe destacar que los EE.UU. representaban el 45% de la producción mundial y el 12,5% de las importaciones.
Sin embargo, podemos decir que los mecanismos principales que permitieron la transmisión rápida y global de esta gran depresión son: la caída del volumen de las exportaciones, el empeoramiento de los términos de intercambio, la desarticulación del mercado internacional de capitales y la caída mundial de precios.
Aunque parezca difícil de imaginar, económicamente todo lo que hacemos en el día a día acaba afectando a los demás de una forma u otra. Así, las compras que realicemos incrementan los ingresos de los vendedores, los cúales, optarán por producir más, lo que acabará provocando un aumento del PIB de un país. Sin embargo, si optamos por comprar cada vez menos, los vendedores verán sus ingresos disminuidos. Con lo cúal, se verán obligados a bajar precios, o bien, a reducir la producción, lo que acabará resultando una disminución del PIB de un país. E igual que a una familia, los países más unidos no pueden estar bien si uno lo está pasando mal. Con lo cúal, la economía de un país acaba afectando a la de otro país. Y este a otro, y así una y otra vez. Aunque afectará de manera distinta dependiendo de su peso a nivel global, los síntomas siempre se acaban notando en los demás países. Es por esta razón, y debido al sistema en el que nos encontramos, que las crisis se transmiten de forma mucho más rápida a los otros países.
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lunes, 4 de mayo de 2009
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gracias por tener este blog :)
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